La Serranía de Chiribiquete es un grupo de mesetas rocosas de la región de la Amazonía colombiana. Se encuentra protegida dentro del Parque Nacional Natural de Chiribiquete el cual contiene uno de los complejos pictográficos más antiguos de América y es considerado punto neurálgico del poblamiento de América del Sur.
Se contabilizan más de 75.000 pinturas rupestres siendo algunas de ellas de aprox. 20.000 años de antigüedad.
Todo el sistema está ubicado dentro de una densa selva que lo protegió durante siglos de la civilización. Este parque nacional de Colombia, declarado patrimonio cultural y biológico de la humanidad por la UNESCO en 2018, ha sido definido como la «Capilla Sixtina» de la arqueología en América Latina.
El pueblo indígena Carijona, que habitaba esta región, fue diezmado durante la fiebre del caucho, por parte de la compañía de la Casa Arana ubicada en La Chorrera. En lengua karijuna, la que hablaron los indígenas que habitaron el sur de Colombia durante siglos, Chiribiquete significa «el cerro donde se dibuja«.

Fue descubierta en 1986 por el arqueólogo y antropólogo colombiano Carlos Castaño, de casualidad, cuando su vuelo se vio obligado a desviarse en un viaje hacia el Amazonas colombiano y se encontró con una formación de murales con una colección de pinturas rupestres.

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Río Guayabero, Guaviare. Chiribiquete. Imagen
Además de ser el refugio de comunidades indígenas en aislamiento voluntario, su paisaje majestuoso se caracteriza por tener varias mesetas de roca o ‘tepuyes’, que emergen de las planicies y los bosques húmedos alcanzando alturas de hasta 900 metros. Albergando altísimos niveles de endemismo, los tepuyes son las formaciones rocosas más antiguas del continente.
Es un lugar absolutamente trascendente por su significación simbólica y cosmogónica, que lleva a uno de los momentos más tempranos de la representación artística en el continente, solo antecedido (hasta el momento) por la Serra da Capivara en Brasil.
Ver publicación: Serra da Capivara en Brasil

La Serranía de Chiribiquete, con sus pinturas de aprox. 20.000 años de antigüedad, es asimismo prueba de que la teoría del poblamiento de América (hipótesis «Clovis primero») a través de la glaciación del estrecho de Bering a partir del 13.500 AEC es errónea, o al menos no se trata del primera oleada migratoria.
Ver publicación: Incursión temprana de humanos en América

Río Guayabero, Guaviare. Chiribiquete. Imagen
Hasta el momento, durante estas tres décadas de exploración, se han encontrado cerca de 70 murales con miles de pinturas y se estima que es apenas una pequeña muestra de todo lo que hay en la Serranía aún por descubrir.
Muchos de estos murales están en sitios inaccesibles. No hay otra forma de acceder que en helicóptero y aún desde el aire es muy difícil encontrar estos lugares.

Se trata de una serranía muy extensa, tiene 300 kilómetros de longitud y con un ancho máximo de 50 kilómetros en la parte sur. En la parte norte es muchísimo más estrecha. Solo se ha explorado la parte norte y algo de la parte central, todo lo demás está por explorar.
Se ha comprobado que el arte todavía sigue vivo y lo siguen pintando comunidades indígenas en aislamiento voluntario, lo que lo convierte en el único sitio que conozcamos a nivel mundial donde esto todavía ocurre.

Los personajes en ocre, incluyen figuras humanas junto con un ecosistema diverso de animales, plantas y formas geométricas. Según los hallazgos del equipo, las pinturas no son solo un registro de observaciones de la época, sino que reflejan negociaciones ritualizadas con reinos espirituales. Entre las imágenes, se observan escenas de transformación en animales y seres híbridos de plantas y humanos.
Ismael Sierra, hablante de tukano, explica que “estos son hombres con dos brazos, son gigantes que existen en esa maloca espiritual”. “Algunos animales representan a humanos”, explica el equipo. Asimismo, añaden que “los jaguares son vistos como avatares para los chamanes, sirviendo como mediadores entre la vida y la muerte, el mundo humano y el espiritual”. En al menos una lengua local, la palabra “yee” simboliza tanto a un jaguar como a un chamán.

En Chiribiquete hay unas manifestaciones muy antiguas que nos llevan hasta posiblemente los finales del Pleistoceno. Se trata de unos pobladores muy tempranos que posiblemente entraron a América por el sur, remontando la cuenca amazónica hasta Chiribiquete.
Fuentes:
