El sofocante verano del 2022 ha causado la peor sequía en décadas en todo Europa, pero en el caso de España, los estragos climáticos han tenido un efecto secundario inesperado para la feliz sorpresa de los arqueólogos: la reaparición de un grupo de piedras prehistóricas debido a la baja de agua de un embalse.

El dolmen de Guadalperal es una construcción megalítica datada de entre finales del V y el III milenio AEC, diseñada con una finalidad funeraria. Aunque originalmente se trataba de un túmulo (colina de tierra y grava que revisten cámaras funerarias), a menudo se le refiere como «el Stonehenge español« al considerarlo incorrectamente como un cromlech (disposición de piedras en forma de círculo) por un remoto parecido con este monumento inglés.

Ver publicación: Dólmenes, cromlech, túmulos y menhires

Consta de más de 150 lajas de granito puestas en disposición vertical. 12 o 13 de ellas conformarían una cámara ovoide de cinco metros de diámetro, que estaría precedida por un corredor de acceso de más de 5 metros de largo y de aprox. 1,5 metros de ancho. Justo a la entrada de la cámara se encuentra un menhir de dos metros de alto decorado con grabados.

El monumento está rodeado por un «anillo circular» formado por piedras de cuarcita. Este anillo no es una parte original del monumento, sino que se trata del material con el que estaba hecho el túmulo y que fue retirado del mismo en la excavación dirigida por el arqueólogo alemán Hugo Obermaier. En dicha excavación, realizada en la década de 1920, se desmanteló completamente el túmulo que cubría la estructura del dolmen dejando al descubierto las lajas de granito y los ajuares luego recuperados.

En una escombrera cercana se hallaron 11 hachas, cerámicas, cuchillos de sílex y un punzón de cobre. También se localizó un asentamiento que se estima pudiera ser anterior al sepulcro. En él había hogares, manchas de carbón y cenizas, cerámica, molinos y piedras para afilar hachas entre otros objetos.

Está situado en la provincia de Cáceres, Extremadura, España. Se encuentra normalmente bajo las aguas del embalse de Valdecañas en el río Tajo y solamente es visible cuando el nivel de las aguas lo permite, como en el verano del 2022 en el que el nivel de agua bajó al 28% de su capacidad, lo que dejó al monumento prehistórico totalmente expuesto.

Luego de su descubrimiento por Obermaier en 1926, la zona fue inundada en 1963 en un proyecto de desarrollo rural bajo la dictadura de Francisco Franco. Desde entonces, solo ha sido visible en su totalidad en cuatro ocasiones.

“Es una sorpresa, es volver a tener una oportunidad que no habíamos tenido en el pasado. Entonces, es muy gratificante”, dijo el arqueólogo Enrique Cedillo, de la Universidad Complutense de Madrid, uno de los expertos que se apresuran a estudiar el círculo antes de que vuelva a quedar sumergido bajo las aguas.

Cedillo describe al sitio como «un sepulcro colectivo», donde población local enterró a sus muertos durante más de dos mil años. En este sitio arqueológico se halló ropa y enseres que utilizaban los pobladores prehistóricos de la región, motivo por el que los investigadores lo han descrito como un tesoro arqueológico único en Europa.

En mayo de 2022, según el Boletín Oficial del Estado (BOE), fue declarado como Bien de Interés Cultural, con la categoría de Zona Arqueológica.

Aunque hay muchos dólmenes repartidos por todo el planeta, se sabe poco o nada sobre quienes los erigieron.

Las asociaciones históricas y turísticas locales han abogado por trasladar las piedras del Guadalperal a un museo o a otro lugar en tierra firme. Todavía no se ha llegado a ninguna definición al respecto.

Hipótesis de un mapa del río Tajo

El mencionado menhir que se encuentra a la entrada de la cámara posee un particular grabado que sugiere que puede tratarse de algo más que ornamental. La hipótesis que defiende Ángel Castaño, presidente de la Asociación Cultural Raíces de Peraleda, es que el grabado alargado y ondulado se correspondería con el dibujo del paso del río Tajo por la zona.

El menhir-estatua en cuestión, es una piedra de unos dos metros de alto en la que fueron tallados huecos y unas líneas ornamentales, rectas y onduladas.

Es el único que al que se le hallaron marcas de inscripciones, aunque en la actualidad son bastante difíciles de apreciar por efecto de la erosión provocada por el agua. Por suerte se preservan los dibujos de Obermaier, que fueron publicados en 1960 por Georg y Vera Leisner, un matrimonio alemán de arqueólogos.

«Estoy bastante convencido de que se trata de un mapa del río Tajo a su paso por la zona», explica Castaño, aunque todavía el hallazgo no se encuentra confirmado por los expertos. «Es como el trazado que hace a mano alguien que conoce perfectamente las curvas del río, que coinciden bastante bien, aunque lógicamente no son perfectas las proporciones y medidas. El único tramo que no encaja es el central, pero es que esa zona era la del vado de Alarza y el río se abría [antes del embalse], así que su curso pudo haber cambiado con el paso de los siglos.

De ser cierto, sería uno de los mapas más antiguos del mundo».

Fuente:

• https://www.infobae.com/
• NatGeo
• https://cnnespanol.cnn.com/
• https://es.wikipedia.org/wiki/Dolmen_de_Guadalperal
• https://www.europapress.es/
• https://www.elespanol.com/
• https://porsolea.com
• https://es.wikipedia.org/wiki/Dolmen
• https://es.wikipedia.org/wiki/Tumulo
• https://es.wikipedia.org/wiki/Extremadura
• https://es.wikipedia.org/wiki/Cultura_arqueologica_de_Los_Millares